Utilizar un esmalte holográfico con este tiempo conlleva el riesgo de no poder sacar una foto decente a no ser que vayas con la cámara a cuestas durante todo el día para aprovechar el más mínimo rayo de sol, aunque éste asome justo haciendo cola en la parada del autobús. Por suerte no fue el caso y, entre nube y nube, hoy puedo mostraros el esmalte holográfico nº 399 de KIKO en todo su esplendor... y desde mi balcón.
El Silk Taupe pertenece a la edición limitada Lavish Oriental y con él mantengo una relación amor/odio desde hace tiempo. Después de dos intentos fallidos en los cuales el esmalte se estropeaba a las pocas horas sin darme tiempo a la más mínima decoración, decidí que no me daba por vencida y me costó cinco capas de esmalte demostrarle quién mandaba.
Para decorarlo simplemente apliqué unas pegatinas de encaje a modo de francesa, -malísimas, por cierto- y un par de capas de brillo protector para conseguir que la manicura me durara el tiempo suficiente para hacer las fotos. El Silk Taupe de KIKO resulta realmente espectacular cuando le da el sol directo. Es una pena que se deteriore tan pronto y haya que aplicar tantas capas de esmalte para una cobertura perfecta pero, al menos, seca rápido.
Los esmaltes holográficos quieren sol -o, en su defecto, un buen flash- y es entonces cuando se transforman y nos seducen. Creo que el Silk Taupe y yo hemos avanzado un pequeño paso en nuestra relación, aunque dudo que la pasión llegue algún día a embriagarnos...
Gracias por leerme y hasta pronto.