Seguramente habréis oído hablar de los peces garra rufa y sus múltiples beneficios tanto aplicados en el campo de la belleza como de la salud ya que también se utilizan para tratar afecciones de la piel, como eccemas o psoriasis.
En internet se encuentra mucha información sobre la ictioterapia pero para mí sólo es teoría. La curiosidad me supera y, como tenía un montón de preguntas y dudas sin resolver, en vez de preguntar en yahoo o meterme en un foro llamé a una amiga y nos fuimos a un fish spa.
No tenía ni idea de lo que podía pasar, había oído comentarios de gente que decía que no lo soportaba y otros totalmente contrarios. Así que, ayudándome con un montón de fotografías, compartiré con vosotras mi primera experiencia con la ictioterapia. ¿Me acompañáis?
Llegamos al fish spa y nos encontramos con una sala no muy grande con cuatro piscinas en la pared izquierda y dos en la derecha, un pequeño mostrador al fondo, y junto a él, un acceso a otra sala más pequeña. En esta salita había una camilla de masaje y un pequeño lavapiés.
Nada más llegar nos entregaron a cada una de nosotras una bandeja de plástico con toallas y zapatillas desechables y pasamos a la salita a lavarnos los pies con agua y jabón. Nos calzamos las zapatillas de un sólo uso y depositamos nuestras sandalias en la bandeja, la cual nos llevamos y dejamos en el suelo junto a la piscina que nos correspondía.
Estos amiguitos nos estaban esperando. Los peces garra rufa no tienen dientes, así que no hay peligro de que nos muerdan. La encargada nos comentó que tienen el instinto de succión y para ellos, el hacernos la pedicura, es todo un pasatiempo. La principal fuente de alimentación de estos pececitos no son nuestras pieles muertas sino un compuesto de algas que les suministran.
Una vez adjudicadas las piscinas, y antes de sumergir los pies en el agua, nos retiraron los posibles restos de jabón con un spray que contiene agua destilada. Las piscinas tienen unos filtros que limpian el agua la cual se renueva constantemente gracias a unos chorros que entran y producen un ligero efecto jacuzzi. El tema de la higiene, que era una de mis dudas, quedó bien aclarado.
Las dos fotos que vienen a continuación son de los pies de mi amiga siendo "atacados" por los peces. Posteriormente pasé a mi piscina, donde las fotos no son de tanta calidad ya que, además de tomarlas desde arriba y sin flash, había reflejos de luces en el agua.
El agua estaba a temperatura muy agradable, ni fría ni caliente, simplemente perfecta. Enseguida comenzaron a acercarse los peces, produciendo un ligero cosquilleo que fue aumentando hasta hacerse más notable a mitad de sesión, o sea, al cabo de unos diez minutos. Podría describirlo como una ligera corriente con algunos "pinchacitos" de vez en cuando. Mi amiga Pili, que llevaba un peeling recién hecho, sintió también un ligero escozor.
Junto a mi amiga había una señora que entró detrás nuestro, toda asustada, preguntando si esto le iba a doler. Y allí estábamos tres primerizas frente a un señor, ya experimentado, que no paraba de explicar batallitas y lo que iba a hacer cuando saliera de allí. Quedaba una piscina libre y otra inutilizada porque un niño había tirado un helado. Y, en medio de esta variopinta tertulia, los garra rufa iban haciendo su trabajo.
Después de 20 minutos de cosquilleos, pequeños calambres y explicaciones por parte de la encargada llegó la hora de acabar el tratamiento. La ayudante secó cuidadosamente los pies de Pili y aplicó una crema hidratante con un ligero masaje.
Llegó mi turno y tuve que sacar cuidadosamente los pies del agua ya que los peces no se resignaban a quedarse sin su entretenimiento favorito y no sería la primera vez que se quedaba alguno fuera del agua sin soltar el pie.
Al terminar el tratamiento teníamos la sensación de tener los pies muy descansados y de habernos hecho un peeling profundo. El tema duricias y callos no lo vi tan claro porque yo, expresamente para ver la eficacia del tratamiento, llevaba los pies un poco "atrasaditos" y las duricias salieron prácticamente como habían entrado. Posiblemente fuera debido a que no había muchos peces, por lo que he visto posteriormente en fotos de internet (es mi opinión personal).
La encargada nos dijo que, sólo con esta cantidad, había personas que no lo resistían y tenían que sacarlas inmediatamente. No obstante, pensaba poner tres de las piscinas con el doble de peces para los más atrevidos o ya experimentados.
Conclusión: fue una experiencia muy agradable, pero nos quedamos un poco decepcionadas porque esperábamos algo más potente y cañero. También hay que tener en cuenta que estamos acostumbradas a masajes en los pies, reflexología y demás. Si tienes cosquillas en los pies, pues como que ya ni lo intentes... ¿Repetiremos? Sí, pero cuando pongan las piscinas "turbo" porque nos ha sabido a poco.
Precios: 15 € sesión de ictioterapia y 35 € ictioterapia más masaje a fondo en los pies.
Una curiosidad: se pueden llevar las uñas pintadas pero no recientemente, el esmalte debe estar aplicado como mínimo un par o tres de días antes. Yo llevaba hasta piedrecitas...
Y como nos quedamos con las ganas de experiencias fuertes nos fuimos a tomar unas cervezas artesanas acompañadas de un surtido de quesos en un lugar muy especial del que un día os hablaré en mi blog de cocina.
Espero que os haya gustado y, si no habéis probado la ictioterapia, al menos haya aclarado alguna de vuestras dudas. Cuando tenga ocasión de volver haré la segunda parte.
Gracias por leerme y hasta pronto.