O léase también "el frotar se va a acabar" ya que con este truco os mostraré cómo retirar fácilmente el esmalte con glitter o purpurinas rebeldes que hayamos aplicado sobre nuestras sufridas uñas. Seguramente muchas de vosotras lo conocéis y lo utilizáis a menudo pero no está de más recordarlo precisamente ahora, que los brillos y purpurinas están a la orden del día por las fechas que se avecinan.
Porque hay glitters y "glitters" estilo Make it Golden o Circus Confetti -con purpurinas como garrapatas- para los que no valen ni algodones reforzados ni quitaesmaltes mágicos. Entonces tenemos dos opciones: utilizar una base tipo Peel Off o cola blanca escolar y arriesgarnos a perder alguna uña por el camino (según mi propia experiencia y que todas conocéis) o aplicarnos la base de siempre y retirar el esmalte del modo que a continuación veremos.
En primer lugar, aquí está la manicura que acabo de retirarme esta mañana. Como me encantó el resultado la he llevado durante una semana completa, utilizando mi base de siempre para total seguridad. Se puede observar el paso del tiempo más claramente en el nacimiento de la uña que en el desgaste del esmalte en el borde.
El material empleado será simplemente un quitaesmalte normal, un disco de algodón y diez cuadraditos de papel de aluminio.
Separar el disco de algodón en tres finas capas y cortar trocitos de un tamaño algo mayor que el de nuestras uñas. Vaciar un poco de quitaesmalte en el tapón.
Empapar cada una de las porciones de algodón en quitaesmalte y cubrir la uña por completo.
Envolver inmediatamente la uña en el papel de plata y cerrar bien. Repetir con el resto de las uñas.
Con este aspecto de Freddy Krueger sólo tenemos que esperar unos diez minutos. Si es un esmalte con purpurinas pequeñas (o incluso un metálico rebelde) con cinco habrá suficiente, pero para el tipo de glitter que llevaba yo hay que esperar diez minutos para que no haya problema alguno. Parece que sea una eternidad, pero os aseguro que el resultado vale la pena y con un poco de práctica se hacen las dos manos a la vez.
Transcurrido ese tiempo, sólo con hacer una pequeña presión sobre la uña (sin apenas frotar) al tiempo que retiramos el capuchón, el esmalte habrá desaparecido mágicamente de nuestras uñas sin esfuerzo alguno. El tercio restante del disco se puede aprovechar para retirar con quitaesmalte algún pequeño resto de alguna uña, pero lo normal es que estén totalmente limpias.
Como curiosidad, me entretuve en deshacer los capuchones de aluminio para poder mostraros cómo la totalidad del esmalte se transfiere al algodón.
En cuanto termine esta entrada voy a comenzar a preparar una nueva y brillante manicura de fiesta porque... "cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando".
Gracias por leerme y hasta pronto.